Por Carlos Morelli
La 68a. edición del Festival de Cannes estrenó muchas cosas, además de películas. Por de pronto, un nuevo presidente, el prestigioso Pierre Lescure. Luego, actualizaciones arquitectónicas del imponente Palacio del Festival. Mejoramientos en la estética y en la iluminación del área central de la fiesta. Una remozada estación ferroviaria. Una vistosa ampliación del programa "Cannes Fait les Murs", llenando la ciudad de gigantescas fotografías de famosos. También se estrenaron retoques en la folletería, refuerzos en los controles de seguridad, una profundización del culto por los clásicos, una sutil acentuación del "glamour"... y una presidencia con dos cabezas para el Jurado Oficial. Los hermanos Joel y Ethan Coen sumaron y dividieron la titularidad del cuerpo de jueces que entregaría la Palma de Oro a "Deephan", última y nobilísima realización del infalible Jacques Audiard. El resto del palmarés osciló entre la justicia y la razonabilidad, y las opinables omisiones de la oportunidad corresponden en general a obras de valores no menos opinables, como "Mi Madre", de Nanni Moretti, y "Juventud", de su compatriota Paolo Sorrentino. Acaso solo quede firme el desencanto por la falta de algún reconocimiento para la versión de "Macbeth" del australiano Justin Kurzel.
Para el cine argentino, aun sin ningún largometraje en las competencias oficiales, fue una edición particularmente residual. Los dos galardones concedidos a "Paulina” (La Patota), de Santiago Mitre, tras haber concursado en la Semana de la Crítica (el Gran Premio Nespresso a la Mejor Película y el Premio FIPRESCI, de la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica) encabezaron una lista de satisfacciones, también motivadas por la buena recepción a los cortos nacionales. Estos fueron "Presente Imperfecto", de Iair Said (en carrera por la Palma de Oro); "El Ser Magnético", de Matías Bendesky (en el concurso de la Cinefondation), y "El Pasado Roto", de Martin Morgenfeld y Sebastián Schjaer (en la Quincena de Realizadores). Por otra parte, resucitó las expectativas ya conseguidas en el 2014 la sección "Blood Window", nutrida por propuestas de cine de terror. Y fueron aplaudidas las restauraciones de "La Historia Oficial", de Luis Puenzo, y "Sur", de Fernando Solanas. Hubo, además, presencia minoritaria argentina en varias coproducciones con Latinoamérica: activos encuentros para trabajos futuros con productores catalanes y de Israel, un vasto movimiento de cineastas, distribuidores y prensa de nuestro país, y una muy concurrida recepción en el tradicional "stand" montado por el INCAA en el Village International.
Algunas cosas para recordar de Cannes 2015. El duelo actoral de Michael Caine y Harvey Keitel en "Juventud", de Paolo Sorrentino. El placer de ver reencontrados, después de mucho tiempo, a dos gigantes franceses, Isabelle Huppert y Gerard Depardieu, en "El Valle del Amor", de Guillaume Nicloux. La dureza y la nobleza - extremas, ambas- de las memorias de los campos de concentración nazis ensayadas en "El Hijo de Saúl", de László Nemes. La sonrisa de Emma Stone en "El Hombre Irracional", de Woody Allen. Las escalofriantes denuncias sobre el narcotráfico de "Sicario", de Denis Villeneuve. Los cortos olvidados - o desconocidos- de los hermanos Lumiere desenterrados al celebrarse ciento veinte años de su descubrimiento. El documental "Hitchcock/Truffaut", de Kent Jones, tan revelador como acariciante. La máscara sublime de Ingrid Bergman sonriéndonos ambiguamente desde cualquier cartel y rincón del festival. El "sandwich" de jamón de Parma y muzzarella de búfala que nos prepararon en el flamante local de delicias italianas alerta a cualquier intento de desviación de los esplendores de la gastronomía local...
LOS "TOP TEN"
- Los hermanos sean unidos: Los norteamericanos Joel y Ethan Coen, copresidiendo el Jurado Oficial. Los franceses Louis y August Lumiere, evocados al celebrarse los 120 años de su invento. Los italianos Paolo y Vittorio Taviani, junto a los belgas Jean-Pierre y Luc Dardenne, presentes en el tributo respectivo. Cannes 2015 fue también el de la hermandad duplicando mundialmente genio detrás de cámaras.
-¿Silla o escalera?: Todos los días, tres o cuatro veces por jornada, verdaderos aludes de estrellas internacionales se descargaron sobre la 'Red Carpet" de estruendoso ingreso al Gran Teatro Lumiere. Centenares de flashes y de micrófonos documentando esas sobredosis de "glamour". Y un indesmayable ejercito de "fans" apostados detrás de las vallas y subidos a una democrática sillita o a una escalera de riesgosa "visión panorámica".
- El "Moretti Show": "Mi Madre" tiene un único defecto que para muchos puede convertirse en su mayor virtud: el intervalo narcisista que su autor, Nanni Moretti, organiza cada vez que asoma en pantalla el personaje que reservó para sí mismo. Cuando Moretti actúa repite su único rol, el del observador relajado y cáustico que solo abre la boca para decir cosas brillantes. Al aparecer, la película cambia, o directamente se detiene. Y después sigue, hasta el siguiente "Moretti Show".
- Marion "Superstar": Después de haberla visto como la reina de "Macbeth", recitando maravillosamente a Shakespeare, y en impecable inglés, ya no cabe duda alguna. Marion Cotillard, aquella que asombrara al mundo con su recreación de Edith Piaf en "La Vida Color de Rosa", es hoy la mayor y más apabullante estrella del cine francés con ilimitada proyección internacional.
- Prohibido todo: Entre las muchas - y muy felices - 'lavadas de cara" impuestas a la ciudad por la Municipalidad de Cannes, se destaca la instauración de una multa de 180 euros para quien contravenga esenciales disposiciones de uso de la vía publica. La debe pagar quien escupe, o la usa como un baño público, o como un cenicero.
- Una provocativa Arca de Noé: Gaspar Noé, el controvertido cineasta francés de origen argentino, sigue utilizando el Festival de Cannes como vitrina de sus nuevas provocaciones. La última, exhibida en una sesión especial de trasnoche, se titula "Love' (Amor), usa por primera vez el 3D para el erotismo (mas apropiadamente, para el sexo explícito) y deja a 'Cincuenta Sombras de Grey" a la altura de un dibujito de Tom y Jerry.
- Italia, un "Stand de película": El "stand" montado esta vez por el cine italiano en el Hotel Majestic para promocionar su producción no pudo ser más espectacular. La entrada a sus instalaciones se hacía a través de un túnel con piso, techo y paredes convertidos en pantallas con alucinantes proyecciones. Si uno se atrevía a cruzarlo, podía llegar a la cita. Quizá algo mareado...
- Orson Welles, por la vuelta: La sección Cannes Classics, este año singularmente poblada y atractiva, tuvo una referencia central: Orson Welles. Como actor y como director, con "El Tercer Hombre", "La Dama de Shanghai" y, claro, "El Ciudadano", todas en impecable restauración, y con un documental titulado "Orson Welles, autopsia de una leyenda", el regreso del mago fue una fiesta inolvidable.
- Butaca, no; reposera, si: Un clásico indesmayable: la función de cine en la playa. Cada noche, a las 21, una reposera, una manta, una alucinante escenografía de mar, luna y estrellas... y a ver un superclásico: "Ran", "Hotel del Norte", o las dos partes de "Iván, el Terrible".
- Deliciosa Christine: Desde su perfección silenciosa, y su inquebrantable sencillez, Christine Aime, la Jefa de Prensa del festival, sigue siendo una figura tan esencial como imprescindible y querida. Está en todas partes, no se oculta para nadie, nunca resigna su sonrisa, y llama afectuosamente por su nombre a cada uno de los cinco mil periodistas acreditados. Eso sí: se niega a firmar autógrafos.
EL PALMARES OFICIAL
Palma de Oro: "Deephan", de Jacques Audiard
Grand Prix: "El Hijo de Saúl", de László Nemes
Premio del Jurado: "La Langosta", de Yorgos Lanthimos
Dirección: Hou Hsiao-Hsien, por "La Asesina"
Interpretación Masculina: Vincent Lindon, por "La Ley del Mercado"
Interpretación Femenina (Ex-Aequo): Rooney Mara, por "Carol", y Emmanuelle Bercot, por "Mi Rey"
Guion: Michel Franco, por "Crónica"
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