El primer ministro belga, Alexander De Croo, anunció el cierre de los lugares culturales para evitar la propagación de la variante omicron el 22 de diciembre y permitió que los restaurantes y bares permanezcan abiertos con un toque de queda a las 11 pm. Durante la última semana, las industrias locales de cine, televisión y entretenimiento en vivo han estado protestando y han realizado varias manifestaciones en todo el país.
El Consejo de Estado belga dictaminó este martes que no veía cómo “los espacios culturales como los teatros y cines eran lugares particularmente peligrosos para la salud y la vida de las personas y favorecían la propagación del coronavirus, hasta el punto de que debían ser cerrados”.
En Francia, donde se estableció un nuevo récord con más de 100.000 casos de COVID reportados dentro de las 24 horas del 25 de diciembre, el gobierno dijo el lunes que el consumo de alimentos y bebidas en los cines estará prohibido a partir del 3 de enero durante tres semanas. Como parte de las nuevas medidas anunciadas por el primer ministro Jean Castex el lunes, las reuniones públicas también se limitarán a 2.000 personas en el interior y a 5.000 al aire libre, mientras que el servicio en bares y cafeterías se restringirá a los clientes que estén sentados.
Dinamarca y los Países Bajos son ahora los únicos países europeos que han cerrado los cines, con otros países como Islandia y Noruega que han limitado la capacidad de audiencia en los lugares. Holanda, mientras tanto, ha establecido lockdown desde el 19 de diciembre y permanecerá bajo esas restricciones hasta al menos mediados de enero.
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