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10.03.2022 | Newsline Report | Columnistas

'Love Island', un modelo de negocio increíblemente eficiente

Por Neil Maycock, Grass Valley

Todos reconocemos el valor del contenido premium en vivo, especialmente ahora que todos los grandes deportes mundiales parecen volver a los estadios y arenas de todo el mundo. Ya sea el reciente torneo de tenis US Open, los premios Primetime Emmy de 2021 o las eliminatorias de la Copa Mundial de la FIFA, el gran evento premium en vivo es la estrella de la programación y reúne a naciones enteras o incluso a audiencias globales.

Sin embargo, al margen de estos eventos estelares, existe una vertiente vibrante y creciente de contenidos de entretenimiento en vivo (live) y casi en vivo (near-live) que captura cada vez más audiencia a través de plataformas de consumo no tradicionales. A través de esta programación, las empresas de medios están encontrando nuevas formas de llegar a grupos demográficos a menudo difíciles de alcanzar.

Programas como “Strictly Come Dancing/Dancing with the Stars”, que recientemente lanzó su última temporada en el Reino Unido y EE. UU., “I'm A Celebrity Get Me Out of Here...” y “Love Island” se han convertido en una cita televisiva para los fanáticos ansiosos por descubrir quién es bueno, quién es malo, quién está dentro, quién está fuera y, por último, quién es el gran ganador. El éxito de estos programas destaca la creciente popularidad del género de los 'realities' y la mayor globalización del contenido de entretenimiento en vivo.

Igualmente impresionante es el hecho de que los reality shows se hayan ramificado en otras áreas de programación en vivo que abarcan plataformas de streaming OTT y redes sociales. Estos programas derivados de contenido en vivo o casi en vivo se pueden producir a un costo relativamente bajo, utilizando cada vez más la producción en la nube, y luego distribuirse de maneras innovadoras, promoviendo la participación de la audiencia a través de las redes sociales y elementos interactivos como la votación del público.

La telerrealidad no es nueva, y “Big Brother” y “Survivor” demuestran que el formato de contenido en vivo y casi en vivo tiene una herencia. 

Pero lo que sorprende es el crecimiento de la diversidad y el alcance que los reality shows disfrutan repentinamente, ya que el género ha evolucionado en la era multidispositivo impulsado por la participación activa a través de las plataformas sociales y los fans altamente conectados que desean interactuar a través de múltiples medios. La televisión, el streaming y las redes sociales se combinan ahora como parte de una estrategia más amplia de interacción con la marca. 

Por ejemplo, la versión británica de “Love Island”, lanzada en 2006, generó poco más de 2 millones de visualizaciones (la mitad que su entonces rival del reality, “Big Brother”) y fue considerada un relativo fracaso. Sin embargo, según ITV, en 2018 “Love Island” alcanzó un pico de audiencia de 3,3 millones de espectadores en todos los dispositivos, la mayor audiencia de canales digitales del año, y alcanzó una audiencia media de 5,9 millones en su temporada de 2020. Este año, tras una pausa de 16 meses, la serie volvió a tener una audiencia media de 4 millones por episodio en todos los dispositivos y fue el programa más visto por los jóvenes de 16 a 34 años en cualquier canal durante 44 noches seguidas. Y fue un éxito comercial, ya que se pidió a los anunciantes que pagaran 100.000 libras por anuncio. Entre los nueve patrocinadores oficiales del programa se encontraba una marca de reparto de comida que, según se informó, pagaba 5 millones de libras por el privilegio.

La audiencia televisiva es solo una pequeña parte de una interacción que se extiende a contenido exclusivo en línea, publicaciones en redes sociales de adelantos y primicias antes de la transmisión televisiva, y memes compartidos a través de las cuentas oficiales de Twitter, Instagram y Snapchat del programa. Esta actividad se amplifica aún más con encuestas, juegos, cuestionarios y notificaciones a través de la aplicación oficial del programa, que incluye alertas cinco minutos antes del programa. Y recientemente, “Love Island” convirtió su propia aplicación en el único método a través del cual la audiencia podía votar en el programa. Además, según el Social TV Ratings de Kantar Media, “Love Island” se convirtió en la serie de televisión más comentada en Twitter en 2018, generando más del doble de tuits que su rival más cercano. Durante su emisión en 2021, #loveisland fue tendencia en Twitter todas las noches, su cuenta oficial de Instagram contaba con 3 millones de seguidores y su página de Facebook aumentó a casi 1,5 millones de seguidores con más de 1,3 millones de “me gusta”.

Aunque las audiencias televisivas son fundamentales para la marca “Love Island”, su interacción con el cliente es verdaderamente multiplataforma y destaca una tendencia significativa para los medios y el entretenimiento, un sector que alguna vez estuvo dispuesto a luchar contra la invasión de las redes sociales. Hoy en día, es evidente que las marcas de medios de televisión que emiten este tipo de programas dicen: "Si no puedes vencerlos, entonces úsalos, ¡y de forma gratuita!". El resultado para “Love Island” es que, a través de todos los medios, ofrece una mina de oro demográfica para los anunciantes, ya que la mayor parte de la audiencia está formada por el grupo de 18 a 29 años, difícil de alcanzar.

Otra constatación, más centrada en la producción, es que los contenidos visuales, incluso las horas de grabaciones que nunca se emitieron, son un regalo que rendirá frutos. El potencial no es solo para reutilizar el contenido en múltiples medios, sino también para reutilizarlo como material para videojuegos interactivos, exclusividades en la web, memes sociales o cientos de otros casos de uso dentro de un modelo de negocio increíblemente eficiente.

Otra tendencia emergente es el uso de técnicas de producción remota y tecnologías de medios basadas en la nube para obtener la flexibilidad necesaria en el mercado actual de medios y entretenimiento. En el caso de “Love Island USA”, la versión 2020 del programa adoptó una plataforma remota para cumplir con los requisitos de distanciamiento social debido al COVID. Aunque el programa se rodó y finalizó en varios hoteles de Las Vegas, la producción se extendió por Los Ángeles, con montadores en Australia, consultores técnicos en Filipinas y equipos de gestión en el Reino Unido. La producción incluso utilizó 300 editores remotos a través de HP RGS (software de gráficos remotos) para acceder a hasta 1,5 Pb de medios alojados en Las Vegas a través de un enlace de fibra/IP dedicado para garantizar el desarrollo del programa de cinco noches a la semana. Del mismo modo, la edición 2021 del programa utilizó una configuración de producción distribuida igualmente compleja que abarcó múltiples lugares de rodaje en Hawái e instalaciones de producción en Los Ángeles.

Que “Love Island USA” se transmita, en una pandemia, con una calidad de producción tan alta durante dos años consecutivos es notable, y es testimonio del increíble ingenio de un equipo conjunto que incluía a ITV America, Bexel/NEP Broadcast Services y The Switch, entre otros. Ambas producciones superaron los límites de lo que era técnicamente factible, mientras permanecían seguras frente al COVID.

Hay compañías de medios en todo el mundo que analizan el modelo de “Love Island” y tantean el terreno con ofertas que no dependen de la obtención de los derechos del próximo gran evento deportivo. La realidad es que “Love Island” es simplemente el ejemplo de un cambio sísmico que está ocurriendo en el espacio en vivo y casi en vivo. De hecho, el mercado de medios está adoptando no solo nuevos programas de entretenimiento en vivo de primera calidad, sino también la innovación técnica y una transformación más amplia que está viendo a Grass Valley trabajar con socios y clientes en todo el mundo para ser pioneros en avances líderes en el mercado basados en la nube y la eficiencia del software. Ya sea para TV lineal, streaming o redes sociales, o más probablemente todo lo anterior, es el momento adecuado para experimentar en vivo con plataformas de producción en la nube, que lo hacen más fácil, eficiente y escalable que nunca.

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