En la actualidad, el panorama de contenidos es diferente de cualquiera que antes se haya visto. Los consumidores buscan contenidos que les han recomendado a través de las redes sociales, videos o recomendaciones de influencers a un ritmo que avergonzaría al mismísimo Sherlock Holmes. Pero esta "voraz cacería” de contenidos también ha cambiado la dinámica de la industria: las relaciones a largo plazo con operadores derivaron en relaciones cada vez más breves con los proveedores de contenidos; por ejemplo, los nuevos participantes, como Disney+ y HBO Max junto a sus rivales tradicionales Netflix, Amazon Prime y operadores de servicios de Televisión Paga. Para varios segmentos de consumidores dentro del mercado, si el contenido que desean ya no está disponible como parte de su suscripción actual, la dan por terminada y obtienen una nueva suscripción con alguien que pueda ofrecer esos contenidos. Esta economía en las suscripciones ha vuelto a los consumidores mucho más volátiles, en una búsqueda incesante de contenidos más recientes.
Pero ofrecer una imagen donde los consumidores se suscriben a múltiples servicios es proyectar una verdad a medias. El problema creciente de la fatiga de la suscripción plantea un desafío. De hecho, The Trade Desk recientemente informó que los consumidores en los EE. UU. y el Reino Unido solo están preparados para pagar 20 USD, respectivamente, por mes, por todas sus suscripciones. Además, resulta preocupante que el 33 % del grupo del Reino Unido afirmara que, idealmente, desearía pagar tan solo 10 USD por mes. Ahora bien, dejando los modelos de monetización a un lado y con la publicidad dirigida como un probable vencedor, esta perspectiva en aumento de que el contenido “debería ser gratuito” está impulsando a los consumidores a buscar medios ilícitos para acceder a sus contenidos favoritos. Además, algunos de los sitios ilícitos que descubren pueden resultar inesperadamente convincentes.
¿Está la industria condenada o existe una forma de combatir y neutralizar la piratería?
Desde hace tiempo, una serie de proveedores, como NAGRA, ofrecen soluciones integrales contra la piratería, diseñadas para abordar el uso ilícito de contenidos por parte de los consumidores de un operador. Gracias a los avances recientes en inteligencia artificial (IA) y aprendizaje automático (AA), estas herramientas pueden ofrecer un nivel completo de protección a operadores de Televisión Paga y propietarios de contenido que buscan protegerse de las filtraciones. Cuando se combina con marcas de agua y tecnologías de vanguardia, como bloqueo de IP, la solución se vuelve aún más atractiva y ofrece resultados impresionantes.
Sin embargo, hay un grupo de piratas para los que se necesita un enfoque mucho más estratégico. Este grupo tiene herramientas y tecnologías sofisticadas, y ejerce la piratería de modo similar al crimen organizado, a diferencia de sus homólogos consumidores que buscan obtener acceso al último episodio de Juego de Tronos (Game of Thrones). Para este último grupo, se requiere una solución mucho más colaborativa y estratégica.
Esta solución toma los servicios contra la piratería mencionados como base, junto con investigaciones intersectoriales integrales e inteligencia legal, para identificar la profundidad y amplitud del problema de la piratería, además de su distribución geográfica, porque la piratería de contenidos y servicios no conoce de límites internacionales.
Esta colaboración en toda la industria es esencial para hacer frente a algunos de los mayores desafíos que la piratería plantea en la actualidad. Se necesitan coaliciones que compartan conocimientos, inteligencia y experiencia legal para crear un conjunto de evidencias que permitan que la policía tome medidas, según se requiera.
La piratería de contenidos y servicios seguirá representando un problema grave tanto para los propietarios de contenidos como para los operadores, y las tendencias actuales sugieren que esto se ha intensificado aún más con el reciente brote de la COVID-19. Por lo tanto, es a través de una colaboración continua en la industria y una mayor alineación de los entes reguladores en todo el mundo que la distribución ilegal de contenidos puede abordarse, combatirse y condenarse apropiadamente.
Los organismos de broadcast, operadores y proveedores de contenidos deben asegurarse de contar con una estrategia integral contra la piratería que les permita proteger el valor de su producto, pero también contribuir a la comprensión del problema de la piratería por parte de la industria, promoviendo la evolución, de modo que los servicios de piratería que funcionan al estilo del crimen organizado puedan suprimirse eficazmente a largo plazo.
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