20.06.2016 | México | Tecnología
´Pro Tools revoluciona la comunicación entre todas las partes de un proyecto´
Producto de su trabajo junto con el director Alejandro González Iñárritu, Martín Hernández se ha alzado con dos premios Oscar como editor de sonido de las cintas "Birdman" y "The Revenant". De extensa trayectoria en la industria, también participó en películas como "Amores perros", "Ciudad de Dios", "El Laberinto del Fauno", "Babel", "Presunto Culpable", "Rudo y Cursi", "On the road", "Into the wild", "21 Gramos" y "Biutiful", entre otras. Por su labor, fue distinguido con estatuillas de peso: Ariel, Goya, Ariel, BAFTA, ABC Cinematography y Motion Picture Sound Editors.
En esta entrevista exclusiva con Newsline Report México da cuenta del lenguaje tecnológico proporcionado por Pro Tools, su evolución en el tiempo y la manera en que la colaboración en la nube revolucionará su flujo de trabajo.
¿De qué manera Pro Tools contribuye a su trabajo como editor de sonido?
Afortunadamente, el hecho de que exista un lenguaje como el que nos proporciona un recurso tecnológico como Pro Tools ha contribuido a consolidar una diversidad de pensamientos. Hemos utilizado la plataforma durante mucho tiempo, la hemos visto evolucionar en todas sus versiones y, conforme a su desarrollo, se ha hecho mucho más fácil entender un lenguaje que nos ha posibilitado elaborar ideas que antes eran imposibles de concretar.
Personalmente llegué algo tarde al uso de la plataforma debido que utilizaba otras opciones, pero eran muy caras y resultaba muy difícil trabajar con ellas. El hecho de haber podido realizar ‘Amores Perros’ con Pro Tools nos introdujo en un mundo completamente distinto, tecnológicamente hablando. Y desde entonces, no volví a tocar otra plataforma para ninguna de las películas ni cortos en los que estuve involucrado. Considero que Pro Tools revoluciona el proceso de comunicación para cada una de las partes involucradas en los proyectos.
¿Cómo aplica este concepto en el día a día del editor?
Voy a ilustrarlo con una situación cotidiana. En la actualidad tengo dos colaboradores trabajando en un mismo proyecto: uno en México, otro en Los Ángeles. A diario, recibo su material y les envío mis notas. Esto significa que los tres estamos operando bajo una misma plataforma, hablando el mismo lenguaje, y compartiendo nuestras contribuciones individuales desde lugares completamente distintos. Esto hubiera sido imposible de lograr 10 o 20 años atrás. Es innegable que esta nueva forma de trabajar, que está empezando y se denomina Cloud Collaboration, será fundamental de cara al futuro. El solo hecho de poder mantener conversaciones con otras personas, intercambiando material en una misma sesión y a tiempo real, resulta verdaderamente revolucionario.
¿De qué manera la evolución de la narrativa es clave para un editor de sonido?
Hay algo que siempre trato explicar a los editores de sonido: si no hay una narrativa, si no se tiene una historia que contar, algo estamos haciendo mal. Ahora, esto significa muchas cosas. Si un editor de sonido está frente a una escena y se le pide que edite efectos específicamente para ella, la petición tiene el acotamiento lógico de la escena misma y de su ubicación física; pero, como editor de sonido, siempre existe una narrativa. A la hora de narrar hay que decidir si el sonido está cerca o lejos o cerca, si da miedo, si el que está lejos es el más interesante, cuál es más real. Y allí es donde cobra valor analizar dónde está la narrativa de lo que uno está contando; de lo contrario, se estará agregando sonido a una escena y nada más. Esto es algo que le pasa a muchos editores: solo ilustran con sonido aquello que sucede, pero no narran nada. Esto es todo lo contrario a lo que deberíamos hacer. La idea es tener algo que contar, siempre; y eso es lo único que no hay que perder de vista.
¿Es Alejandro González Iñárritu el director con el que más has dialogado a la hora de construir su propia narrativa?
Yo creo que es con quién más he trabajado, nos conocemos desde muy jóvenes y somos de la misma ciudad. No obstante, creo que todos los buenos directores permiten ese ida y vuelta de plática que constituye la base de nuestro trabajo. Afortunadamente, hasta ahora no he trabajado con un solo director que no estuviera interesado en el crecimiento de su propio proyecto. Si un director pierde su atención al ingresar la película en etapa de postproducción, mi trabajo es imposible. Por suerte, todos los directores con los que he trabajado comparten como denominador común la apertura al diálogo con sus colaboradores.
¿En qué medida las innovaciones tecnológicas pueden potenciar las ideas?
Las tecnologías son el reflejo de lo que somos y si han logrado mantener su presencia es gracias a que nosotros las usamos. En los últimos años, los social media han adquirido una relevancia que no estaba calculada y que nadie planeó, pero que ha tomado su lugar. Y esto es así porque existe una sociedad que los utiliza. Entonces, mientras eso continúe, los que estamos desarrollando cualquier idea tendremos que recurrir a cualquiera de las herramientas tecnológicas disponibles. Pero, hay algo que debemos tener muy claro: por más sofisticadas que estas tecnologías sean, no son más eficientes que una pluma y un papel. Si no hay una idea detrás, no sirven para nada.
Finalmente, ¿cómo observa la actualidad de la industria cinematográfica mexicana?
Entiendo que el cine mexicano ha tenido fortuna en el proceso de su exposición en mercados externos como Hollywood y Europa. Esto le ha dado buena fe y credibilidad, razón por la cual ha mejorado la perspectiva de quienes quieren ingresar o invertir en el cine. También, ha sido beneficiado por los gobiernos que siguen impulsando iniciativas para apoyar el cine nacional. No obstante, esto no quiere decir que tengamos una industria. De hecho, considero que ningún país latinoamericano la tiene porque se carece de un proceso industrializado. A eso habría que apuntar y considero que hacia allá vamos. El proceso industrializado no es más que trabajar todos los días en lo mismo y con mucha gente que haga películas donde se aborden la mayor diversidad de géneros posible. Y exportar nuestras producciones. Necesitamos hacer muchas películas, muchas más, para poder crecer.
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