Newsline Report
22.09.2015 | Mundo | Cine

TIFF: 40 ediciones y un sinfín de regalos

Escribe: Carlos Morelli

El Toronto International Film Festival (el TIFF, para amigos y consumidores) llegó a su cuadragésima edición. Y lo festejó con un despliegue tan lógico para el evento como habitual, al menos en la segunda mitad de su cinematográfica historia. La diferencia esencial, más allá de efusivas demostraciones de alegría contagiosa y orgullo fundado, radicó en el estreno de ideas y secciones. Veamos las más relevantes.

De inmediato, la creación de "Plataforma" (Platform), un apartado que, sin convertir a este festival en  la competencia que nunca quiso ser, permite que doce películas celosamente seleccionadas por su representatividad de un cine comprometido con este tiempo accedan a un pequeño concurso con jurado y premios. Aquí la Argentina jugó su carta con "El Clan", de Pablo Trapero, en simultaneidad con la obtención del Premio al Mejor Director en Venecia, y se quedaría con una Mención Especial del jurado.

Luego, la institución de un capítulo cuyo nombre, "Primetime", ya delata su condición de vitrina televisiva. Allí se buscó divulgar sustanciosos productos fílmicos destinados a la pantalla chica. Y la Argentina también fue protagonista del flamante diseño con algunos adelantos de "Cromo", un "thriller" ecológico y seriado, vigorosamente codirigido por Lucía y Nicolás Puenzo y Pablo Fendrik. La tercera novedad celebratoria fue una rotunda ampliación del rubro "Clásicos", con preciosas reediciones, exhibiciones gratuitas y hasta premios "retroactivos".

Y ya que tempranamente nos asomamos a la presencia de nuestro país en la grilla, completemos el informe. Aparte de las mencionadas, estuvieron "Eva no Duerme", de Pablo Agüero, en la sección Wavenlengths; "La Luz Incidente", de Ariel Rotter, en Contemporary World Cinema; "Nuestro Último Tango", de Germán Kral, en TIFF Docs; el corto "La Naturaleza Magnética", de Mateo Bendesky, en Short Cuts, y las coproducciones "Truman", de Cesc Gay; "Magallanes", de Salvador del Solar, y "El Abrazo de la Serpiente", de Ciro Guerra, todas en el sector dedicado al cine mundial contemporáneo. Y, como siempre, nuestro país mostró durante las once jornadas de la celebración un visible despliegue de representantes del INCAA, productores, directores, actores, directores y programadores de festivales y periodistas. Tampoco faltó la tradicional, e invariablemente exitosa, recepción ofrecida por el Consulado Argentino y el ente rector de nuestro quehacer fílmico.

Solo algunas de las convocantes presencias de este año, acompañando obras de fuerte ambición y rodeadas de grandes expectativas. Entre los directores: Jacques Audiard, Álex de la Iglesia, Atom Egoyan, Stephen Frears, Cesc Gay, Amos Gitaï, Naomi Kawase, Hirokazu Kore-eda, Joachim Lafosse, Claude Lelouch, Julio Medem, Deepa Mehta, Takashi Miike, Michael Moore, Nanni Moretti, Radu Muntean, Corneliu Porombiu, Jean-Paul Rappenau, Arturo Ripstein, Paolo Sorrentino, Johnnie To, Denis Villeneuve, Apichatpong Weerasethakul, Wim Wenders, más Trapero, con su León de Plata entre las manos, y los otros argentinos ya citados. Entre los actores: Mathieu Amalric, Drew Barrymore, Monica Bellucci, Emily Blunt, Josh Brolin, Adrien Brody, Sandra Bullock, Michael Caine, Jessica Chastain, Penélope Cruz, Matt Damon, Jean Dujardin, Johnny Depp, Gael García Bernal, Jake Gyllenhaal, Ethan Hawke, Salma Hayek, Harvey Keitel, Diane Kruger. Martin Landau, Steve Martin, Rachel McAdams, Hellen Mirren, Julianne Moore, Kim Novak, Christopher Plummer, Eddie Remayne, Geoffrey Rush, Susan Sarandon, Kristen Stewart, Donald Sutherland, Christopher Walken, Alicia Vikander, Naomi Watts, Rachel Weisz, Kate Winslet, George Clooney... ¿Qué tal?

Algunas cifras. 289 largometrajes y 110 cortos, 79 países. 28 pantallas. 30.894 minutos de proyección. Película más larga: "La Memoria de la Justicia", con 278 minutos. Para recordar. El severo revisionismo histórico y político de "Rabin, el Último Día", de Amos Gitai; "Verdad", de James Vanderbilt, y "Recuerda", de Atom Egoyan. Los cuestionamientos a oscuros episodios de la Iglesia de "Spotlight", de Tom McCarthy; "El Club", de Pablo Larraín, y "El Apóstata", de Federico Veiroj. Las increíbles performances interpretativas de un Tom Hardy duplicado en "Leyenda" y de una Maggie Smith siempre apabullante en "The Lady in the Van". Las carcajadas furiosas pero desternillantes de Michael Moore, súper-fiscal de usos y costumbres del "gran país del Norte", comparándolo con otras geografías en "Where to Invade Next", traducible como "A Quién Invadimos Ahora". Para llorar. Y no sólo de risa.

Los "Top Ten"

• EL FESTIVAL, EN LA CALLE. Tal como lo hiciera el año pasado, Toronto sacó su festival a la calle. Durante las cuatro primeras jornadas de esta edición la agitada King Street West, arteria central del llamado "Distrito del Entretenimiento", quedó cerrada al tránsito vehicular y transformada en un ruidoso, colorido y multiforme escenario para la música, los "Stand-Up",  los juegos relacionados con el cine y los "Food Trucks" con menúes textualmente de película.

• LONDRES, LA CIUDAD ESTRELLA. Esta vez el apartado City to City, destinado a homenajear a una gran ciudad con películas que la testimonian de alguna manera, se dedicó a Londres. Una inteligente selección de obras la retrató mucho más allá del London Bridge y de Piccadilly Circus, del Five O´Clock Tea y de los teatros del West End.

• CHAMPAGNE, PERO SIN COPAS. Una moda que se prolongó en las fiestas oficiales: espumante alemán, "Brut Nature", en botellitas "mini", y con coquetas "pajitas" en lugar de copas con tallo. Consumo mínimo: cinco unidades "per capita".

• VOLUNTARIOS, POR MILES. Los voluntarios siguen siendo grandes protagonistas del Festival de Toronto. Remeras anaranjadas, sonrisas indelebles, modales cordialísimos, sin edad tope ni responsabilidades limitadas. Verdaderos, entusiastas, indispensables legionarios al servicio de los huéspedes de la fiesta, sumaron ahora 2.500 voluntades.

• ESCALERAS AL CIELO (A VECES). Las imponentes escaleras mecánicas del espectacular complejo de salas que el Scotiabank controla en el centro de Toronto condujeron otra vez hacia las catorce pantallas más activas del evento. Una vez alcanzada la empinada planta que los alberga, uno sentía haber llegado al cielo. Claro, luego de terminadas ciertas proyecciones, algunos pensaban que el infierno había cambiado de lugar.

• "VÉRTIGO", A TODA ORQUESTA. Una gran noche para la nostalgia y la admiración "aggiornada" fue la de la proyección de "Vértigo", la joya suprema de Alfred Hithcock, presentada (como el año pasado en Cannes) por la mismísima Kim Novak. Pero hubo algo más: la memorable partitura musical de Bernard Herrmann fue ejecutada en vivo por la Sinfónica de Toronto.

• LA "BIG ITALIAN PARTY". Las fiestas - colosales, grandes, medianas, pequeñas, e ínfimas -  sobreabundan en la agenda del TIFF. En el marco de este cuadragésimo aniversario "pateó el tablero" la que organizaron el Instituto de Comercio Exterior de Italia y ANICA, la asociación nacional de empresas audiovisuales de la península. Para agasajar a los embajadores de su cinematografía, montaron una formidable recepción típica en, un lugar decididamente mágico: la célebre Casa Loma. Un verdadero castillo en plena ciudad donde se comió y se bebió rigurosamente "a la italiana", y, además, se pudo soñar despierto con tiempos idos e historias que nunca llegaron.

• SÓLO PARA CONVERSAR. Las "conversaciones" a cargo de potentes luminarias se siguen consolidando como un clásico del festival. Esta vez se pudo escuchar (y ver, y gozar) nada menos que a la imparable Julianne Moore y a la siempre encendida Salma Hayek. Obviamente, mientras ellas hablaban más de uno se quedó mudo... y no siempre por respeto.

• LA PRIMERA PAREJA. El film inaugural fue "Demolición", una curiosa pieza del canadiense Jean-Marc Vallée, sobre un hombre que pierde a su esposa en un accidente automovilístico y sufre incontables peripecias antes de reencauzar su vida. El viudo: Jack Gyllenhaal. Su pareja sustituta: Naomi Watts. Ambos presentaron el film y acapararon las primeras ovaciones de una platea acostumbrada a tener "en vivo" a los protagonistas de cada film, por inalcanzables que parezcan.

• POR SIEMPRE LELOUCH. Claude Lelouch, el gran "prestidigitador" de "Un Hombre y una Mujer" y "Los Unos y los Otros", pisó por primera vez Toronto para traer su último "truco", titulado "Uno más Una". Una "de amor”, con amantes franceses paseando por la India, baños en el Ganges y música de Francis Lai. Encima, el "french lover" es nada menos que Jean Dujardin, el señor de "El Artista". Imposible escapar de la galera...

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