La nueva política entra en vigencia en junio, continuarán las restricciones en el número de asistentes, el horario de apertura y el servicio de bebidas en el lugar.
El cambio se produce después de que el Japan Motion Picture Producers’ Association (Eiren), un organismo de la industria compuesto por los principales productores y distribuidores Toho, Shochiku, Toei y Kadokawa, emitió un comunicado la semana pasada pidiendo al gobierno que permita la reapertura de los cines. La declaración señaló que no se había registrado ningún grupo de infección hasta los cines.
Dado que los cines en Tokio y Osaka representan el 35% de todos los ingresos de las salas cinematográficas japonesas, las medidas restrictivas en estos centros urbanos habían provocado un golpe poderoso a los resultados de los miembros de Eiren, al tiempo que llevó a aplazamientos de estrenos.
Si bien no todos los cines de Japón han cerrado durante el lockdown, que comenzó el 25 de abril y luego se extendió el 11 de mayo. El 15 de mayo, Toho Cinemas, la cadena más grande del país, reabrió diez lugares en siete municipios con distanciamiento social y otros protocolos. Además, algunas de las llamadas "mini salas", casas de arte que proyectan la mayor parte de los cientos de películas independientes japonesas estrenadas anualmente, han desafiado las medidas, alegando que obedecerlas resultaría en la quiebra y el cierre permanente. Por ello, sostuvieron que no tienen fuerza de ley, lo que hace que el cumplimiento sea voluntario en lugar de imponerse con multas y otras sanciones.
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