¿Cuál es su apreciación respecto del avance de las transmisiones 4K en América Latina?
Ante todo, debemos ser muy cuidadosos. En los países de Latinoamérica, la transmisión HDTV todavía no es explosiva para los broadcasters. De hecho, en Chile todavía no tenemos concesiones para transmitir en alta definición, solo tenemos permisos demostrativos. Las concesiones se tienen que otorgar y tendremos la obligatoriedad de trasmitir HD para las capitales regionales recién en abril de 2017. En este contexto, hablar de 4K parecería un pecado capital. Lógicamente, distinto es el caso de la producción donde la situación está muy avanzada. De todos modos, cualquier canal que se precie de tener algún grado de infraestructura debe estar preparado. Hoy al 4k se lo ve desde el punto de vista de los televisores, cuyos precios están en franco descenso. Y en la medida en que haya publico dispuesto a consumir, alguien tiene que generarle el contenido para que vea 4K.
El gran desafío del 4K es que logre un matching importante con el HDR; porque el 4K es muy bueno, pero si uno lo junta con el HDR resulta ser sencillamente espectacular. Su imagen provoca un cambio muy notable en relación al HD. Yo creo que cada día estamos más cerca. Por eso, desde el punto de vista técnico, el 4K es imparable. Independientemente que recién estemos viendo el HD, habrá canales de nicho donde quien tenga el medio podrá llegar a los usuarios; entiéndase un DTH si es que tiene ancho de banda satelital, o cualquier plataforma OTT como Netflix. Como ingeniero me entusiasma la posibilidad de poder trabajar en 4K, pero es difícil venderlo salvo que las broadcasters veamos otra alternativa para rentabilizar el material. En términos de la copia o del formato HD, irá por la vía tradicional; quizá sea posible generar el 4K como un canal alternativo de comercialización para otras plataformas.
¿Qué balance hace de la experiencia de Chilevisión durante las transmisiones del Festival de Viña del Mar?
Nosotros hicimos algunas pruebas transmitiendo desde dentro del recinto de la Quinta Vergara con un pequeño móvil que armamos en 4K. Trabajamos en forma experimental mediante colaboraciones que nos permitieron tener hasta más de dos cámaras, hacer conmutación, grabaciones y transmisión en 4K. Contamos entonces con la tecnología de compresión más avanzada HEVC-H.265 en 4K, valiéndonos del sistema DVB-T2. El resultado del producto fue satisfactorio, considerando que todavía no estamos hablando de HDR. Estoy convencido que una vez que se adopte el 4K en los hogares, su uso se convertirá en una experiencia irreversible, tal como pasó durante la transición de SD hacia HD.
¿Cuál es la clave para decidir la adquisición de productos 4K para un broadcaster?
Desde el punto de vista de ingeniería y de la técnica, uno debe pensar con proyección a algunos años. Lo peor que uno puede hacer es apresurarse. No es recomendable comprar de apuro porque la tecnología está; tampoco es inteligente adquirir una tecnología que se está yendo. Decidir qué comprar es muchas veces lo más complejo. Hasta ahora, nosotros hemos optado por productos que son 4K ready (switchers, cámaras, conversores, codificadores, monitores, etc.) que tienen precios similares a un muy buen HD y que para operarlos en 4K solo basta pagar una licencia. De ese modo nos aseguramos que la inversión inicial no sea muy notable entre uno y otro, pero nos deja protegidos para el momento en que sea necesario trabajar en 4K.
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