¿Cómo fueron los inicios de Simplemente, quince años atrás?
MR: Una de las cuestiones más importantes para entender el nacimiento de Simplemente es la necesidad de dar a luz una empresa en la que nosotros -como productores de películas, comerciales o programas de televisión- nos sintiéramos orgullosos que existiera. Yo soy egresada del CUEC, directora de fotografía y productora, y Rune estudió comunicaciones en la universidad de Salford (UK) y se ha especializado en prácticamente todos los ámbitos relacionados con nuestro negocio, desde el cine hasta el diseño, manteniendo siempre el desarrollo tecnológico en primer plano. Y hace 15 años nos dimos cuenta que todas las empresas sabían muy bien lo que hacían pero eran muy caras y sus procesos muy lentos. Si alguien quería comprar una cámara, tardaba seis semanas en adquirirla. Las compañías eran muy conservadoras. Entonces, si uno estaba en busca de nueva tecnología, no la podía aplicar aquí porque se vendían cosas obsoletas por el solo hecho de estar en el inventario, algunos distribuidores no estaban actualizados.
RH: Nuestra evolución se fue dando de una manera muy orgánica, primero con una empresa de servicios de dial-up y diseño web, y después nos encomendaron la realización del making-of de la película 'Otaola o la República del Exilio' de Raúl Busteros. Esta fue la oportunidad de hacernos de una isla de edición y comenzar a ofrecer nuestros servicios de producción. Nos asignaban muy poco presupuesto, pero nos exigían entregar el material en Betacam Digital, que era carísimo de producir. En ese momento descubrimos un universo alternativo que nos permitía llegar a esa calidad, pero sin gastar tanto dinero además de que todo era mucho más sencillo.
¿Cómo hicieron para armar su primera isla de edición?
MR: Viajamos a Estados Unidos a comprar todos los componentes y regresamos a México para ensamblarlos. Esto era increíble porque con el material levantado con la XL1 de Canon, que utilizábamos en ese momento, y el pequeño reproductor Firewire, podíamos cargar todo el material, digitalmente, en la computadora para comenzar a editar. En los comienzos trabajamos con el Adobe Premiere, que era lo que estaba más disponible, y luego conseguimos una versión Beta del Final Cut Pro. La combinación de los elementos tecnológicos fue un éxito. Como en Simplemente siempre hemos sido muy generosos con nuestro trabajo, compartimos nuestras aventuras tecnológicas.
Con el paso del tiempo, y al no poder realizar sus producciones, algunas compañías se acercaron para comprar nuestra sala de edición. Ahí fue cuando nos volvimos representantes de la empresa que nos había vendido algunos componentes, Promax.
¿Ese fue el punto de partida para insertarse en la venta de soluciones y servicios?
MR: Exacto, de ahí surgió nuestra segunda unidad de negocios que es la integración y venta de soluciones. Como nuestros clientes nos decían que no tenían muy en claro el uso del Final Cut Pro, comenzamos a dar cursos de utilización del software. Seguido a esto, nos contactamos con Apple, para convertirnos en el primer Certified Apple Training Centre de América Latina. Igualmente, hoy día no estamos limitados solo a Apple, sino que también brindamos cursos de Premiere, Da Vinci, y otros softwares.
La unidad de negocios orientada a los servicios surgió ante la necesidad de los clientes por solucionar fallas de configuración o de hardware, y decidimos expandirnos hacia el soporte y servicio que es muy importante también. Sin embargo, nunca nos desligamos de nuestros servicios de producción y post porque es como nuestro laboratorio. La venta e integración se nutren de esto, y de hecho cada una de nuestras unidades se alimentan de las demás.
También me gustaría agregar que si la empresa ha podido desarrollarse ha sido gracias al increíble equipo de soñadores que ha trabajado con nosotros y que nos ha apoyado por años, dando continuidad y contribuyendo a mejorar nuestras ideas.
Empezaron como una empresa dedicada a los productores independientes. ¿Cómo llegaron a las grandes compañías de la industria broadcast?
RH: Para nosotros que venimos del cine, la calidad de la imagen es una obsesión. Es lo que más nos emociona y lo que van a poder apreciar todas las generaciones. Ya vivimos la revolución de producción y post-producción, y ahora lo que buscamos es la revolución en cuanto a la calidad, entrega y uso. Es una cuestión clave para nosotros hoy día porque Simplemente no solo se enfoca a los productores independientes, sino que también llega a las grandes compañías. Un ejemplo de eso son los negocios que tenemos con Televisa, que se han construido desde los cimientos. Este tipo de compañía es muy consciente de sus decisiones tecnológicas, obviamente, porque hay mucho más riesgo en cuanto a las inversiones. Hubo un momento en el que estas empresas estaban cansadas de adquirir sus soluciones de fabricantes con sistemas cerrados, porque les representaba un ciclo muy caro y sin posibilidad de crecimiento orgánico.
MR: Actualmente, las televisoras mexicanas son mucho más abiertas a tomar riesgos y creer en nuevas tecnologías, cuando de mejorar sus flujos de trabajo se trata. Para ellas es una emoción y un orgullo ser las primeras en experimentar las tecnologías y ver que luego tengan éxito. Todos los sistemas que Simplemente ofrece son muy abiertos y eso permite su utilización en casi cualquier dispositivo. Nuestros sistemas centralizan la información de una forma muy fácil y eficiente.
Ahora que hemos conocido a muchas empresas del extranjero podemos asegurar que México está muy avanzado, y eso nos llena de orgullo. Cuando comenzamos a comparar nos damos cuenta que hemos realizado cosas muy buenas. Cuando fuimos a los Juegos Olímpicos en China nuestra instalación era la tercera más grande, detrás de la compañía local y la NBC. Eso fue realmente emocionante.
Ahora que hacen referencia, cómo es la relación que mantienen con las marcas internacionales?
MR: Excelente, sin lugar a dudas. A Blackmagic la conocemos desde sus inicios cuando soñaban cambiar la industria y ahora vemos cómo lo están haciendo. Siempre soñamos con poder tocar y utilizar sin necesidad de un operador los equipos caros, como el Da Vinci, y el hecho que ahora sea gratis demuestra la evolución que se ha dado en el mercado. El haber encontrado marcas controversiales con las cuales trabajar -como AJA, Quantum y Adobe, por ejemplo- ha sido fundamental en nuestro crecimiento a través de todos estos años. En realidad, de alguna manera, todas nuestras marcas son innovadoras y quieren cambiar por completo la industria.
Actualmente, ¿siguen desarrollando servicios de producción?
MR: Simplemente ha tenido la suerte de poder apoyar a algunos jóvenes talentos en sus inicios. Junto con Carlos Carrera y su equipo de Malayerba, creamos el primer Rally Malayerba de 24 horas: nunca antes en México se había organizado un rally de estas características y fue todo un éxito. También nos sentimos orgullosos de poder apoyar varios de los foros más importantes para jóvenes en México, como Espacio, Aldea Digital, TAG CDMX; festivales de cine como Guadalajara, Morelia, Guanajuato, FICUNAM, Macabro, Feratum, Docs DF, entre otros.
RH: Si bien no realizamos una producción directamente, para no competir con nuestros clientes, sí nos damos el lujo de apoyar proyectos que nos parecen interesantes. Hemos sido productores y co-productores ejecutivos de varios proyectos, principalmente porque creemos que hay mucha creatividad en México que merece el apoyo. De hecho, en 2008 colaboramos con la post-producción de 'Mezcal', una película de Nacho Ortíz, con la que ganamos seis Premios Ariel. También coprodujimos Halley (Sebastián Hofmann, 2011), Mai morire (Enrique Rivero, 2011), entre otros. En este momento nos encontramos apoyando un proyecto llamado 'Todo lo demás', bajo la dirección de Natalia Almada. Hemos participado en la producción ejecutiva de esta película, pero no de forma monetaria sino que brindando los equipos y, sobre todo, nuestra gente.
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