Twitter también salió a adquirir la aplicación china TikTok, después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, la declaró una amenaza para la seguridad nacional obligando a la empresa propietaria ByteDance a venderla.
Con un plazo de 45 días para concretar la desinversión, la compañía china ya está en una fase avanzada de las negociaciones con el gigante estadounidense Microsoft, mientras Twitter entró en negociaciones preliminares para adquirir el negocio en Estados Unidos, según cita el periódico The Wall Street Journal. Los analistas estiman que la valoración de las operaciones estadounidenses de TikTok es de miles de millones de dólares, por lo que la red social -con una capitalización bursátil de unos USD 29.000 millones- necesitaría apoyo de inversores para llevar a cabo la fusión.
El presidente de EEUU, quien presiona los dueños de TikTok para que realicen la venta, dejó en claro el rol del Gobierno al reclamar una suma de dinero para el Tesoro a la empresa que adquiera la app de videos cortos. “Una porción importante de esa operación debería ir a las arcas del Tesoro de EE.UU.”, dijo Trump.
En paralelo, la red social china, prometió recurrir a la Justicia estadounidense si Washington no revierte su decisión. En un comunicado publicado en su página web, TikTok dijo estar “sorprendida” por la orden ejecutiva firmada días atrás por el presidente de Estados Unidos por la que prohíbe cualquier transacción con su desarrollador, la tecnológica china ByteDance.
“Emplearemos todos los recursos (legales) de los que dispongamos para garantizar que no se desecha el Estado de derecho (...), si no es con la Administración, será con los tribunales de Estados Unidos”, afirma la nota.
Con unos 100 millones de usuarios en ese país, la red de videos cortos considera que no se respetaron los procedimientos debidos ni se respetó la ley, y que el Gobierno de Estados Unidos nunca se prestó a buscar una “solución constructiva”. La empresa denuncia que, en la orden de Trump, se habla de informaciones que no son citadas y de temores de que la aplicación “pueda ser utilizada” para campañas de desinformación.
Y asevera que los datos de los usuarios que recaba entran dentro del “estándar de la industria para miles de aplicaciones móviles en todo el mundo”, mientras insiste en que nunca compartió datos con el Gobierno chino y que tampoco censuró contenidos a pedido de Beijing.
En tanto, Twitter ya tuvo una experiencia fallida con Vine, una app de videos cortos que alcanzó cierta popularidad pero no prosperó, y fue cerrada en 2016.
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