“En la actualidad hay cerca del 90%or ciento de grandes ciudades de Honduras que ya tienen por lo menos transmisión digital libre. Un porcentaje pequeño ya tiene paquetes de codificación. Y el resto de la zona rural sí está todavía en analógico. El problema en Honduras es la competencia. La expansión de compañías grandes como Claro y Tigo, han venido a afectar bastante al operador pequeño y al independiente. Y también la guerra de precios que se maneja”, explica Bader Dip, presidente de la Asociación de Cableoperadores de Honduras.
El joven ejecutivo destaca que también existen problemas de regulación y obstáculos con el tema de los programadores. “El costo de la programación en Honduras es superior al que tienen en otros países, en relación al costo por abonado, mientras el precio final del servicio es muy bajo. Por ejemplo, un plan base de TV oscila entre los USD 6 y 13”, comenta.
Esto va de la mano a que la economía en Honduras es de las más frágiles de Latinoamérica. “Esa es una gran pelea que se ha tenido con los programadores, al querer cobrar lo mismo en un país pobre que uno más desarrollado. Es una pelea eterna, ha sido una de las grandes luchas de la asociación”, señala Bader Dip.
También destaca que a medida que pasan los años se ha visto una reducción en el número de operadores y al final como en historias de otros países de Latinoamérica, “van a quedar sólo los operadores que logren sobrevivir y evolucionar”.
De todos modos, a nivel general, nota un gran crecimiento de los cableoperadores en el negocio de banda ancha: “Hay muchos operadores de cable que ahora están migrando a ofrecer servicio de internet y cable. Haciendo un análisis, la tendencia es que este servicio crezca en las ciudades, ya que aún hay poca penetración. El reto es actualizarse porque el futuro está en internet no en la TV paga”, resalta.
“Internet es money market y lo va a ser por un par de años más. La TV paga ya no es negocio y el internet en un futuro va a dejar de ser negocio. Algo nuevo tiene que venir y hay que estar preparado”, asegura el directivo, quien sostiene que se debe continuar con las operaciones y sostenerse, competir con las compañías grandes y ponerse tú a tú en tecnología, precios y servicio.
Por ello, se debe identificar fortalezas y debilidades. “Por ejemplo, una compañía pequeña no se puede ir en un ataque frontal de precios con una empresa grande, que tiene de dónde subsidiar una operación en alguna zona, en especial en un país donde las leyes no protegen. Pero el pequeño puede generar un canal local con mucha más facilidad, al tener mayor identidad con la comunidad y, adicionalmente brindar servicios más personalizados”.
“Hay que invertir para que sus compañías salgan adelante, cuidar y actualizar a la gente porque son quienes les van hacer los proyectos realidad. Hay que arriesgarse un poco y las cosas saldrán bien”, sentencia.
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